domingo, abril 16, 2006

¿Será astenia primaveral?

O lo que es lo mismo, ese estado de perpetuo cansancio que nos entra a muchos en primavera... quién sabe, lo que quiero decir es que llevo varios días sin ganas de nada, ni siquiera de actualizar este blog u__u Y francamente, el hecho de haber tenido turno de noche esta semana, con el desbarajuste de sueño que eso conlleva, no ha colaborado demasiado XDDDD
Pero bueno, al menos ha ocurrido algo bueno... se me ha pasado la semana santa volando XDDD Lo siento se a alguien no le gusta esto, pero es que no soporto esta fiesta >.<
por lo demás no tengo nada que escribir, a ver si se me quita pronto el apollardamiento de encima y se me ocurre algo que compartir con la peña ^^'''''''''''''''''''

domingo, abril 09, 2006

La semana... ¿santa?

Encendí la tele esta mañana... La procesion del domingo de ramos desde Roma por la primera, desde Madrid por la 2, desde Palma por IB3... Por no hablar de la que había liada en la iglesia que tengo delante de casa ^^''''''. Nos espera una semana que, entre las misas diarias y las pelis interminables de romanos, va a ser larguísima XD

Mirad, yo soy totalmente atea. Personalmente, no creo que exista un Dios, un ser superior ni nada por el estilo. Cuando te mueres, te mueres y punto, creo yo. Si la gente quiere creer que hay una explicación divina para todo aquello que no pueden explicar, que al otro lado habrá alguien que les dé la felicidad eterna, me alegro por ellos. Siempre y cuando me dejen estar con mis creencias, pueden quedarse con las suyas.

Lo curioso es que la gente se considera católica, sí, pero hasta donde les interesa. Creen en un ser superior bondadoso que les llevará hasta el paraíso si son buenos, pero mientras están aquí no tienen ningún reparo en pecar de todas las maneras imaginables. Después, al confesionario, cuatro avemarías, borrón y cuenta nueva. Pues menuda gracia.

No deja de tener su gracia que durante esta semana nos taladren con lo de que Cristo murió por nuestra salvación, que debemos honrarle, bla bla bla. Chico, pues para lo que nos estamos mereciendo, haberte quedado en tu casa con tu María Magdalena. Quién sabe, igual nos habría ido hasta mejor, un buen par de guerras de religión nos habríamos ahorrado (y nos estaríamos ahorrando, hay que decir). Si hay algo que nos sobra a la raza humana son motivos para partirnos la cara.

Gente, olvidad lo que he dicho, pasad de semanas santas y dedicáos a cronometrar qué peli de romanos va a ser la más larga este año (Yo he ganado un par de apuestas al respecto XD). Va a ser lo más provechoso que sacaréis de la religión esta semana. Amén.

miércoles, abril 05, 2006

Historias de hospitales, parte 5

Ésta es mi última historia de hospitales... por el momento. De todas formas, me mantengo a la escucha por si encuentro alguna más. Lo reconozco, me encantan ^^

La hermana de una de mis compañeras perdió a una hija hace un par de años, víctima de un tumor cerebral. Su madre, en un intento porque la chiquilla tuviera un final más placentero, llevó a la pequeña a un hospital de Huesca que está regentado por religiosos, que al parecer está especializado en cuidados a enfermos terminales (No me supo decir el nombre, si alguien tiene alguna idea que me lo diga, por favor). Cuando la vida de la niña llegaba a su fin, la madre comprobaba desolada como su pequeña caía en un estupor más y más grande, y como cada vez era menos consciente de todo aquello que la rodeaba. Pero lo que más la inquietaba es que la niña, a medida que se desconectaba del mundo real, hablaba cada vez más a menudo con un tal Toni, un niño a quien sólo ella podía ver. Los trabajadores que entraban en la habitación se daban cuenta, pero sólo sonreían tristemente, hacían lo que habían venido a hacer y se marchaban. La niña murió al cabo de unos días, mientras dormía. Después de los funerales, su madre volvió a la clínica para darle las gracias a todos los que la habían ayudado en esos momentos tan duros. Y en un momento dado, mientras conversaban, le preguntó a una de las monjas que atendieron a su hija si tenía alguna idea de con quién podía haber estado hablando la niña. La monja le contestó que a todos los niños que habían muerto en esa planta, que habían sido muchos, les había ocurrido lo mismo. Todos decían que había un niño en la habitación que hablaba con ellos, que les decía que no tuvieran miedo, que pronto todo el dolor pasaría y estarían mejor. Y todos, absolutamente todos, habían llamado Toni al niño. -Toni era uno de los primeros chicos que murio en este centro, hace ya muchos años- explicó la monja -Y parece que se ha quedado aquí a consolar a los niños que van a seguir su mismo camino. Y a nosotros no nos importa. Si hace que los niños dejen este mundo más tranquilos, por nosotros puede quedarse tanto como quiera-.

lunes, abril 03, 2006

Historias de hospitales, parte 4

Aquí tenéis una que me ha llegado desde bien lejos... Me la ha contado un conocido que ha estado como cooperante en Sarajevo. No da miedo, pero es muy bonita ^^

Los hospitales bosnios siempre estaban repletos durante la guerra, debido a los numerosos ataques serbios. En uno de esos ataques, resultaron heridos el marido y un hijo pequeño de una enfermera, y acabaron ingresados en el hospital donde la madre trabajaba. Ella cumplía con su turno, que dadas las circunstancias debía ser agotador, como os podéis imaginar, y después se quedaba con su familia en el hospital, quizá pensando que los tres estarían más seguros en el centro sanitario que en una vivienda expuesta a los bombardeos...

Lo que no podían saber es que el mismo hospital sería también un objetivo. Al parecer un proyectil perdido alcanzó el edificio de lleno.

La enfermera, su marido y el niño estaban entre los cadáveres.

De esto hace ahora casi diez años. La guerra terminó, los edificios fueron reconstruidos, el hospital volvió a funcionar. Muchos de los médicos y enfermeros que sobrevivieron al ataque ahora trabajan de nuevo allí. Y muchos de ellos afirman haber visto a su compañera, con su uniforme blanco, rondar todavía por los pasillos del hospital, quizá dirigiéndose a la habitación donde su familia se estaba recuperando.

En su memoria, se ha cerrado la habitación donde en su día murieron los tres. Lo menos que se merecen es un poco de intimidad.