domingo, marzo 19, 2006

Mi neopet número 3

Pues sí, ya somos familia numerosa XD

¿No es una monada?

Historias de hospitales, parte 3

Esta historia es del 21 y 22 de diciembre del 2004, aunque hable de "anteanoche" y"anoche", se refiere a esos días ^^

Anteanoche, mis compañeras estuvieron oyendo llorar a una mujer durante toda la noche. Comprobaron si era alguna de nuestras pacientes, pero no era ninguna de ellas. Entonces, convencidas de que debía ser paciente de nuestra unidad gemela (En este hospital hay 12 unidades, repartidas de dos en dos) no le dieron más importancia.
Imagináos cómo se quedaron cuando, ya por la mañana, los compañeros de la unidad gemela les dijeron que les había pasado exactamente lo mismo, y que no hicieron nada pensando que la misteriosa mujer era paciente nuestra.
Y ni os cuento la que se armó cuando bajaron a los vestuarios comunes y se enteraron de que todos, absolutamente TODOS aquella noche habían oído llorar a aquella mujer (Los compañeros de las unidades, los de Urgencias, los de la UCI, los de quirófanos...) Y que todos, pensando lo mismo que ellas, no habían hecho nada.
Pero lo cierto es que por todo el hospital se estuvo oyendo llorar a una mujer que nadie ha conseguido encontrar.

La leyenda fantasmal del Hospital Son Llàtzer ha comenzado...

P.D.:Yo estuve anoche de guardia y no oí nada... lástima... supongo ^^'''

domingo, marzo 05, 2006

¿¿Con un... qué??

Este caso se va a recordar en el hospital durante meses. Yo llevo media hora muerta de risa, y eso que ni siquiera lo he llevado yo.

Anoche llegó una paciente con el cuello y la espalda destrozados por mordeduras de animal, y cuando en urgencias indagaron qué había pasado, la mujer dijo que le había atacado su perro, un Rottweiler (creo que se escribe así). Cuando ha llegado al quirófano, el cirujano no ha quedado convencido con la explicación (según lo que nos contó después, no es el primer caso de este tipo que ve; y cuando te está mordiendo un perro, no le das la espalda para que te la coma, vamos)... De modo que ha interrogado a la mujer... hasta que ha confesado que el perro la mordió, sí... pero mientras estaba teniendo sexo con él.

Imagináos la cara que puso todo el mundo... Algo así como Ô.ò

Pero lo mejor de todo ha sido cuando ha llegado, avisado por el hospital, el novio de la susodicha. Yo no lo vi (anoche tuve el día libre), pero me han dicho que la escenita fue de impresión.

Y yo me pregunto... ¿qué te puede llevar a intentar cepillarte a un perro? Que vale, que es el mejor amigo del hombre, pero... joder, yo no me llevo a mi mejor amiga a la cama (pese al morbazo que le daría a mi novio XD). No sé, quizá porque soy una chica y mis instintos sexuales no son tan apremiantes como puedan serlo los de un adolescente con las hormonas por las nubes, pero... con un perro? Puaj...

Ah, lo olvidaba. Justo antes de entrar en el quirófano, la tipa pidió un test de embarazo, no fuera que el perro la hubiera dejado, además de hecha polvo, preñada.

Manda huevos. Si es que donde no hay cerebro...

sábado, marzo 04, 2006

Historias de hospitales, parte 2

En el mismo hospital en que ocurrió todo eso, yo estuve trabajando en la cuarta planta, entre las habitaciones 401 y 441. Y de todas ella, la que más me ponía la carne de gallina era la 424.
Por lo que me han contado, varios años antes había estado ingresado en esa habitación un niño de 12 años, con fiebre de origen inexplicado. Su proceso se complicó, y el chiquillo murió por una sepsis (=infeccion de la sangre, una infección generalizada, para entendernos) poco después.
Desde entonces, como es lógico, muchas personas han estado ingresadas en esa habitación. Y bastantes de ellas han estado bastante graves.
Y de ellas, muchas, en momentos más graves de delirio, de desorientación o de fiebre, han preguntado qué estaba haciendo ese niño sentado en la ventana de la habitación.
Y no sé si esto es verdad, pero por lo que me han contado, nadie que ha visto al niño de la habitación 424 ha logrado salir vivo de ella.
Yo sólo estuve trabajando en ese hospital durante 14 meses. Y en ese tiempo, dos ancianos, los dos en estado muy grave y en medio de delirios, me han preguntado por el niño. Y los dos murieron.
¿Coincidencia?

jueves, marzo 02, 2006

Historias de hospitales, parte 1

Influída por Rulsnake, me he decidido a empezar a incluir en este blog unas cuantas historias de fantasmas en hospitales que conozco por ahí, y de las que tengo una pequeña colección.

Y para empezar, voy a poner la única histora que sé que es totalmente cierta, porque me pasó a mí y tengo testigos. Espero que os guste.

Una noche en que estaba de guardia, salí del puesto de enfermeras a llevarle un medicamento a un paciente, y de camino a la habitación pasé por delante de la puerta de la capilla del hospital. A esa hora (Más o menos las cinco de la mañana) la encontré abierta... eso ya me extrañó, porque normalmente la capilla no se suele abrir hasta las seis. Pero lo que más me extrañó es que delante de la puerta me encontré parado a un niño de como cuatro o cinco años, vestido con un pijama de la clínica, que en cuanto se dio cuenta de mi presencia se metió corriendo en la capilla.
Lo primero que pensé es que era el hijo de un paciente o algo así, así que entré a buscarlo a la capilla, no fuera a romper alguna cosa. Pero por más que lo busqué no lo encontré. Convencida de que debía haber salido de la capilla mientras yo estaba dentro, volví al trabajo sin pensarlo otra vez.
En fin, al cabo de un rato tuve que salir de nuevo a una habitación, y esta vez se vino conmigo una compañera. Volvimos a pasar por delante de la capilla, y el niño estaba otra vez ahí, plantado ante la puerta. Y de nuevo entro en la capilla en cuanto nos vio.
A estas alturas ya me estaba acordando de la madre del niño; volví a entrar a por él a la capilla, y le pedí a mi compañera que se quedara fuera por si lo veía salir, esta vez teníamos que pillarlo. Pero nada. El niño sin aparecer.
Salí cabreadísima de la capilla, volví al control y llamé al vigilante, a ver si entre todos conseguámos dar con el mocoso, y los tres volvimos a la capilla. Imaginaos nuestra sorpresa al encontrarnos la puerta cerrada. Y cuando intentamos abrirla, vimos que la llave estaba echada.
El vigilante jura y perjura que por la noche sólo hay una llave de esa puerta disponible, y que la tiene él. Que esa noche cerró la puerta a medianoche como siempre, y que no volvió a subir a la planta hasta que yo le llamé. Y comprobamos mil veces que la puerta no puede cerrarse con llave desde dentro.
Y sin embargo, yo estuve esa noche dentro de la capilla. Dos veces.
Y las dos veces buscando a un niño que nadie ha vuelto a ver.